Regular el Ritmo: La Clave para Correr Mejor en Competición

Cuando nos ponemos un dorsal, es fácil dejarse llevar por la emoción del momento. El ambiente, la música, el resto de corredores… todo empuja a salir rápido. Pero si hay algo que marca la diferencia entre una carrera bien hecha, es esto: saber regular el ritmo desde el inicio hasta la meta.

¿Qué significa «regular el ritmo»?

Es simplemente aprender a controlar la velocidad a la que corres, evitando ir demasiado rápido al principio o venirse abajo al final. Es como si tuvieras un depósito de energía y aprendieras a dosificarlo bien para llegar con fuerza hasta el final.

¿Por qué es tan importante?

  1. Evitas el bajón: Si sales demasiado fuerte, es muy probable que en la segunda mitad de la carrera tu cuerpo diga basta. Y ahí es donde empieza el sufrimiento y sobre todo la bajada de rendimiento.
  2. Mejoras tu marca: Muchos estudios (y la experiencia de miles de corredores) demuestran que correr con un ritmo constante o incluso haciendo la segunda mitad un poco más rápido (negative split) suele dar los mejores resultados.
  3. Ganas en eficiencia energética:
    Aquí está una de las claves menos visibles, pero más importantes:
    Cuando corres de forma controlada, tu cuerpo utiliza la energía de forma más eficiente.
    Si arrancas demasiado fuerte, el cuerpo recurre antes al glucógeno (la gasolina rápida), que se agota pronto. Pero si regulas bien, usas más grasa como fuente de energía, y eso alarga tu autonomía.
    En otras palabras, aprovechas mejor el metabolismo aeróbico, que es más sostenible, y evitas picos de esfuerzo que desgastan más.
  4. Disfrutas más la carrera: Terminar con buenas sensaciones no tiene precio. A veces, solo por eso, ya merece la pena regular bien el ritmo.
  5. Ganas confianza: Ver que eres capaz de mantener un ritmo y acabar fuerte te da seguridad para tus próximas carreras.

Un ejemplo real

En carreras largas como medias maratones o maratones, los que salen a un ritmo más tranquilo al principio y aumentan poco a poco, suelen adelantar a muchos corredores en los kilómetros finales. No por ser más rápidos, sino por haber sido más inteligentes al regular su energía y mantener el motor funcionando sin sobresaltos.

¿Qué es la eficiencia energética en carrera?

Cuando hablamos de “eficiencia energética” al correr, nos referimos a cómo utiliza el cuerpo la energía disponible para rendir bien durante el mayor tiempo posible.

El cuerpo tiene varias fuentes de energía principales:

  1. Glucógeno (hidratos) – Es la energía rápida. Muy útil, pero limitada.
  2. Grasa – Es la fuente más abundante, ideal para ritmos controlados y sostenidos.
  3. Lactato – ¡Sí! Ese “ácido láctico” del que tanto se habla, no es un residuo malo: el cuerpo puede reutilizarlo como energía, especialmente si estás bien entrenado.

¿Por qué importa esto al correr?

Cuando regulas bien tu ritmo, el cuerpo puede mezclar mejor estas tres fuentes de energía:

  • Usa más grasa al principio, para no agotar el glucógeno.
  • Aprovecha parte del lactato generado durante los tramos más intensos como combustible, en lugar de dejar que se acumule y genere fatiga.
  • Evita picos excesivos de esfuerzo que obligan al cuerpo a tirar solo de glucógeno y a acumular más lactato del que puede gestionar.

Cuanto mejor entrenado estés, más eficiente será tu cuerpo para reciclar lactato y usarlo como energía útil.

¿Cómo se mejora esa eficiencia?

  1. Rodajes aeróbicos a ritmo controlado → mejor uso de grasas.
  2. Entrenamientos a umbral → el cuerpo aprende a generar y reutilizar lactato sin fatigarse.
  3. Evitar esfuerzos excesivos al principio de la carrera → mantienes el equilibrio entre producción y uso de energía.
  4. Trabajos largos y progresivos → enseñan al cuerpo a combinar todas las fuentes energéticas de forma más eficiente.

Un símil fácil: tu cuerpo es como un coche híbrido

Si vas con calma, usas batería (grasas), un poco de gasolina (glucógeno) y hasta reciclas energía (lactato). Pero si pisas el acelerador desde el principio, usas solo gasolina, se acaba rápido… y el coche se recalienta.

Conclusión

Ser eficiente es saber usar bien tus recursos.
Correr inteligente no es solo guardar fuerzas, sino entrenar a tu cuerpo para que sepa cuándo y cómo usar cada fuente de energía.
Y eso incluye también al lactato: un combustible oculto que, bien entrenado, puede ayudarte a mantenerte fuerte hasta la línea de meta.

«Regular el ritmo permite utilizar la energía de forma más eficiente durante la carrera, favoreciendo tanto el metabolismo aeróbico como el uso de lactato generado»

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Formación

Luis del Águila

• Doctor en Fisiología.
  (Penn State University, USA).
• Fellowship.
  (Harvard Medical School, USA).
• Licenciado en Bioquímica. 
  (Universidad de Navarra, Pamplona)
• Recordman Nacional Master
• Medallista Internacional Master
• Campeón de España Master
• Campeón Regional Absolut
• Apasionado del Entrenamiento

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