Una de las grandes dificultades del atleta en el entrenamiento es compaginar ritmos de competición sin que supongan un estrés muscular y articular extremadamente alto para el organismo. La dificultad es mayor cuando el atleta es corredor popular, con menos solvencia muscular que un atleta de élite. Sin embargo, la necesidad de introducir estímulos de alta intensidad al cuerpo es vital para inducir mejora en el rendimiento. De esta manera, hemos de tomar especial precaución en la introducción de intensidad en el entrenamiento, a pesar de ser conscientes de la necesidad de ésta para la mejora.
Con estas premisas, y siempre que muscularmente estemos preparados para ello, un ejemplo de este tipo de entrenamiento podría ser repeticiones de grupos de 1000+200. Los ritmos deberían ser en el 1000 m ligeramente más lento que ritmo de competición de 10 k, y en el 200 más rápido que ritmo de competición de 10 k. Por ejemplo para un atleta de 35 min en 10 k, el entrenamiento podría consistir en grupos de 1000 m a 3´32¨, seguido de 200 m a 40¨. La recuperación de 1 min entre 1000 y 200, y recuperación de 2 min entre grupos de (1000+200), con un total de 5 a 7 grupos. Evidentemente es sólo un entrenamiento dentro de un plan global de entrenamiento, pero tremendamente eficaz y seguro para corredores populares.
Especial precaución hemos de tomar a la hora de planificar la intensidad en los entrenamientos, ya que excederse en intensidad suele ser el mayor error y causa principal de lesión en corredores. Mejorar una marca personal no es fácil, y requieres su tiempo. Los atajos nunca son buenos, y es fundamental ir asentando las bases para lograr que el entrenamiento sea exitoso.