Pulso como indicador cardiovascular y %saturación de O2 muscular como indicador metabólico, en el rendimiento deportivo

En la planificación de un programa de entrenamiento son necesarios unos indicadores que nos ayuden a ajustar las intensidades con el fin de conseguir el máximo rendimiento. Difícilmente podremos gestionar esfuerzos sin mediciones, y de esta manera los indicadores de rendimiento son claves para el éxito del entrenamiento.

Lo primero que tendríamos que diferenciar es el concepto de indicador interno vs. indicador externo. El primero hace referencia a la evaluación del propio sistema corporal, ya sea a nivel cardiovascular (pulso) o metabólico (%saturación de O2 muscular, SmO2). Por el contrario, el indicador interno es la expresión del indicador interno en el rendimiento (ritmo de carrera, min:seg/km). Uno de los grandes problemas de uso de indicador externo para la gestión del entrenamiento es que controlaremos el resultado, pero no la causa que provoca ese resultado. De poco servirá controlar y modificar el rendimiento si modificamos el resultado (ritmo como indicador externo) si no vamos al origen del resultado (pulso a nivel cardiovascular o SmO2 a nivel muscular metabólico). Para provocar cambios eficientes que hagan un mejor resultado, no deberíamos cambiar el resultado final, sino las causas que provocan ese resultado. Por lo tanto, la forma más eficiente para la gestión de intensidades debería hacerse a través de los indicadores internos, en lugar de los indicadores externos. Paradójicamente, es muy habitual lo contrario, es decir, gestionar la intensidad a través del ritmo, y no mediante el pulso o SmO2.

«La forma más eficiente para la gestión de intensidades en el entrenamiento debería hacerse a través de los indicadores internos pulso y SmO2, en lugar de los indicadores externos, ritmo min:seg/km».

El pulso es un indicador cardiovascular que responde a las demandas del músculo. Conforme aumentamos la intensidad, la respuesta del corazón es incrementar los latidos por minuto con el fin de aumentar la oxigenación demandada por el músculo en contracción. El resultado es un aumento de la fuerza de contracción muscular con el fin de provocar un incremento en el ritmo de carrera a través del gesto deportivo de correr.

La aparición de pulsómetros a finales de los año 80 hizo aumentar su utilidad como uno de los principales indicadores de intensidad en el entrenamiento. Sin embargo, probablemente no sea el mejor indicar debido al fenómeno fisiológico del «drift cardiovascular»;es decir, el aumento progresivo de la frecuencia cardíaca con el tiempo a pesar de mantener una intensidad constante. Además, el retardo de la respuesta del pulso frente a un cambio repentino de intensidad, y otros factores asociados al estrés, cafeína, ritmos circadianos, climatología… generan dificultad a la hora de utilizar el pulso como indicador de intensidad en el entrenamiento.

Ya más recientemente, la accesibilidad de aparatos capaces de medir % saturación de O2 muscular (SmO2) mediante espectroscopia de infrarrojos cercano nos permiten monitorizar el oxígeno muscular, y de esa manera estimar el aspecto metabólico aeróbico/anaeróbico de la célula muscular. La importancia de la monitorización de SmO2 viene dada porque nos permite regular intensidades en función de vías metabólicas utilizadas por el músculo para generar energía en forma de ATP durante la contracción muscular. De esta manera, se han definido tres vías metabólicas asociadas a la generación de energía durante el entrenamiento vinculadas al metabolismos aeróbico oxidativo (zona 1), láctico glucolítico (zona 2) y anaeróbico (zona 3).

La utilización de SmO2 como indicador metabólico supone un gran avance en la gestión del entrenamiento a través de las vías metabólicas vinculadas a las zonas de entrenamiento.

Los datos de SmO2 son de gran utilidad para gestionar los niveles de esfuerzo durante el entrenamiento y mantener el sistema muscular en el estado metabólico deseado, dentro de cada una de las zonas de entrenamiento; zona 1 en ritmos de rodaje, zona 2 en entrenamientos a umbral láctico, y zona 3 en ritmos de series. Es muy posible que la monitorización de la oxigenación muscular a través de SmO2 suponga un cambio de paradigma en el entrenamiento enfocado tanto al rendimiento como a la salud de deportista.

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Luis del Águila

• Doctor en Fisiología.
  (Penn State University, USA).
• Fellowship.
  (Harvard Medical School, USA).
• Licenciado en Bioquímica. 
  (Universidad de Navarra, Pamplona)
• Recordman Nacional Master
• Medallista Internacional Master
• Campeón de España Master
• Campeón Regional Absolut
• Apasionado del Entrenamiento

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