La cintilla iliotibial junto a la conexión con el tensor de la fascia lata (TFL) se convierte en una estructura clave para la estabilidad de la cadera, especialmente durante el apoyo unipodal de la carrera. Así, el tracto iliotibial con el TFL contrarresta la fuerza gravitacional del apoyo, evitando la caída de la pelvis, o «pelvis drop». Una debilidad en la estructura tracto iliotibial-TFL conlleva no solo a una «pelvis drop» sino además a una inestabilidad lateral de la rodilla.
Aunque hay componentes biomecánicos y musculares más complejos, a continuación vemos un caso real de readaptación deportiva tras una lesión de cintilla iliotibial descrito por un atleta;,
«El ejemplo está descrito de casi un año nos tuvo en dique seco la inflamación de cintilla iliotibial. La foto recoge el momento en que atravesamos los últimos metros del maratón de Oporto en 2014. Con la fatiga acumulada tras una mala estrategia de carrera (salir demasiado fuertes), la zancada ya resulta tosca y nada elegante (por mucho que nos obstinásemos en mostrar el pulgar victorioso). Si a ello sumamos nuestra peculiar morfología de «piernas caballunas», podremos entender mejor cómo inciden las distintas fuerzas sobre ese punto débil que tanta guerra nos dio: el cóndilo femoral externo (el lado exterior de la rodilla derecha, para entendernos).
Como siempre, el juego de fuerzas se dirime entre la gravedad (representada en el vector vertical G) y el esfuerzo que hay que ejecutar para superarla (G*), lógicamente de mayor magnitud. En su transmisión a lo largo de todo el eje de la pierna (tibia-peroné-fémur), vemos que la descomposición de fuerzas genera un estrés notable a nivel de rodilla, y más concretamente aquí, en la banda iliotibial y el punto concreto, concretísimo, del cóndilo femoral externo. Estrés que se ve representado por la contraposición de vectores L y L*, causantes de la lesión. Aunque la representación vectorial está separada del cuerpo para que se vea, habría que hacer una pequeña abstracción y llevarnos ese grafismo sobre la propia pierna
Así pues, y tal cual nos dice Luis del Águila, estamos sometiendo a ese punto a una sobreabducción (hacia fuera en el plano horizontal) con rotación externa de cadera (en el plano transversal) para compensar una deficiente aducción y rotación interna de cadera. Consecuentemente, el trabajo de fuerza que debemos efectuar ahora ha de encaminarse a reforzar aductores además de toda la musculatura implicada en rotación interna de cadera.
Nuevamente se demuestra con este ejemplo el sutil equilibrio de fuerzas en el que se implican toooodas nuestras estructuras cuando corremos. Y no digamos ya cuando debemos someter a nuestras piernas a las, aproximadamente, 42.000 zancadas que suponen un maratón.
Y es que, queridos machacas, las leyes de la física no fallan»
Efectivamente, tal y como describe este atleta de forma relativamente sencilla (aunque es bastante más complejo), una debilidad en el tracto iliotibial-TFL imposibilita contrarrestar el torque gravitacional asociado a la aducción de cadera en el apoyo monopodal durante la marcha. El resultado es una pelvis inestable, además de estrés excesivo en la rodilla (compresión medial rodilla e inestabilidad lateral de la misma). El trabajo de recuperación pasa por un correcto trabajo de fuerza asociado a la rotación interna de cadera, además de un adecuado equilibrio agostista-antagonista con glúteo mayor, isquiosurales y aductor mayor.