La fuerza del músculo en el deporte de la carrera es fundamental para mejorar el rendimiento. Ahora bien, hemos de tener en cuenta que el músculo más grande no necesariamente es el más fuerte. De esta manera, otros factores influyen en la capacidad del músculo para generar fuerza, no solo el tamaño, sino también el tipo de fibra muscular del músculo, la capacidad de transmisión de la fuerza a la articulación a través del tendón, y componentes nerviosos de activación de la fibra muscular (estructura neuromuscular). Además, desarrollar músculos grandes con la intención de poder generar más fuerza no es necesariamente lo más eficiente, ya que un músculo de gran tamaño supone un gran lastre en el carrera. Por lo tanto, el entrenamiento del músculo debe ir enfocado no tanto a aumentar su tamaño, sino más bien a aumentar la eficiencia del músculo a través del sistema nervioso. Es más, estudios han revelado que la mejora de fuerza del músculo con el entrenamiento son debidas a un 80% en incremento de activación muscular (factores neuronales) y sólo un 20% al cambio estructural del propio músculo (hipertrofia muscular) («American Journal of Physical Medicine, Moritani y DeVries«).
Los resultados de estos estudios ponen de manifiesto la importancia del entrenamiento NeuroMuscular. La fuerza, como índice de rendimiento deportivo, no es atribuible únicamente a cambios estructurales del músculo, sino más bien a adaptaciones neuromusculares. Estos datos nos llevan al fascinante mundo del entrenamiento de fuerza, directamente vinculado al entrenamiento del sistema nervioso asociado a la activación neuromuscular.
Las interpretaciones de esos estudios derivan en la aplicación del entrenamiento de fuerza enfocado al rendimiento, y a la eficiencia del músculo. Entrenar la fuerza va mucho más allá de levantar mucho peso, ya que factores neuronales son más importantes que los factores musculares en sí. No tendría sentido entonces realizar trabajo de fuerza pensando principalmente en levantar peso, en repeticiones, o series de repeticiones. Sin embargo, más bien deberíamos enfocar el entrenamiento de fuerza hacia el sistema nervioso, en el que cada músculo es activado en el justo momento en tiempo y en lugar. Hemos de evitar las tremendas descompensaciones que podrían derivarse al intentar mover un peso a base de compensar en cualquier gesto como podría ser una sentadilla o un levantamiento de press de banca. Entrenar un músculo a base de compensar da como resultado hacer más fuerte el músculo fuerte, pero el músculo débil seguiría siendo débil, aumentando todavía más la descompensación muscular; entrenar la fuerza a base de mover peso sin más resulta en rendimiento comprometido, aumento en descompensación muscular, y finalmente en lesión muscular o articular.
Realizar el entrenamiento de fuerza dando prioridad a la relación entre estructura y función del sistema muscular es clave en la implicación práctica del rendimiento deportivo. Entramos de esta manera en el fascinante mundo del Entrenamiento NeuroMuscular, en el que debe primar el sistema nervioso, más que el muscular, con sutileza e individualización con el fin de mejorar la eficiencia del sistema muscular, sin compensaciones y siempre buscando un equilibrio muscular perfecto. Aunque la perfección no exista, eso no quiere decir que no debamos buscarla, con sutileza, individualización en el entrenamiento y primando el sistema neuromuscular.