Es habitual observar atletas que empeoran sus tiempos en la competición a pesar de aumentar la exigencia en los entrenamientos. Veamos por qué.
Los ritmos de competición se suelen trabajar con repeticiones de series más cortas a la distancia de la competición, para intentar adaptar al organismo a ritmos competitivos. Es decir que si la competición es de 10.000 m, normalmente se hacen 4 ó 5 reps de 2.000 m a un ritmo cercano al deseado en la competición. Otro ejemplo podría ser el de 8×1.000 m. ¿Te suena?. Si lo habéis intentado alguna vez, este entrenamiento es extremadamente exigente, y la asimilación no siempre es la óptima. Es más, si este entrenamiento se hace de forma periódica, es frecuente ver un descenso en el rendimiento. Dos son las causas de estos resultados opuestos a los esperados: primero porque estos ritmos tan elevados no son asimilados tan bien como podríamos esperar debido a la extremada dureza de los mismos; segundo, porque cada vez que sometemos a nuestro metabolismo a entrenamientos tan lácticos, perdemos capacidad aeróbica, lo cual es fundamental en distancias de 10.000 m, y por supuesto en 21 k y 42 k. La dificultad para asimilar estos entrenamientos en todavía mayor en corredores populares y veteranos.
Hay dos premisas fundamentales en el entrenamiento del corredor. La primera es la asimilación del entrenamiento, y la segunda es no perder de vista el componente aeróbico. Por lo tanto, hemos de tener cuidado a la hora de hacer nuestros entrenamientos, y especialmente en entrenamientos de extremada exigencia. También hemos de ser conscientes de que los corredores populares o incluso semi-élite no tenemos los medios ni el tiempo para recuperar y asimilar un entrenamiento muy intenso como lo pueda hacer un élite. De esta manera, no es descabellado pensar que nuestro entrenamiento debe de ser diferente al de un atleta de élite, y evitar copiar lo que hacen ellos, porque en pocas ocasiones nos saldrá bien la jugada. En su lugar, piensa en otras opciones, siempre menos agresivas para el cuerpo, y seguro que más ventajosas tanto desde el punto de vista de rendimiento como de salud.
Mi propuesta es la siguiente: En lugar de hacer 4×2000 m, haz un ritmo controlado de 6 k a tu ritmo de umbral anaeróbico, recupera 2´, y termina con un 2.000 m a ritmo ligeramente más lento a tu ritmo de competición en 10 k. Mejorarás tu capacidad aeróbica, y además trabajarás ritmos de competición sin someter a tu cuerpo a una exigencia extrema difícil de asimilar. Pruébalo. Si haces este entrenamiento con frecuencia prácticamente semanal te pondrás como ¨una moto¨, y además disfrutarás al máximo del entrenamiento.
P.D. Es importante saber tu ritmo de umbral anaeróbico para no pasarte de ritmo porque de otra manera los resultados podrían ser opuestos a los deseados.