Desde un punto de vista de eficiencia y rendimiento, la biomecánica de carrera debería de implicar de forma importante la musculatura isquiotibial. Sin embargo, es poco frecuente ver corredores, especialmente populares, que utilicen esta parte de la musculatura. El motivo es por una falta considerable de fuerza isquiotibial, y el resultado es una alterada biomecánica de carrera, implicación en exceso de músculos antagonistas (cuádriceps), y disminución del rendimiento deportivo. Además con entrenamiento intenso, se observan dolencias en zona sacroilíaca, glúteo, piramidal e isquiotibiales.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que el cuerpo es un gran compensador, de manera que durante la carrera compensa la falta de fuerza isquiotibial con otras partes del cuerpo. Sin embargo, esta compensación no es en todo los casos suficiente, apareciendo los clásicos dolores anteriormente mencionados por intentar poner en marcha una musculatura muy débil y poco preparada para la demanda que recibe durante un esfuerzo físico intenso.
El fortalecimiento isquiotibial, en los casos en los que exista gran debilidad, debe de hacerse en dos estadios. La primera fase debe de ir encaminada a la activación de la musculatura mediante trabajo en isométrico de baja intensidad. De nada serviría trabajar la fuerza directamente sobre un músculo que no es capaz de activarse neuromuscularmente. Una vez conseguida la activación (varias semanas), debemos entonces trabajar la fuerza en concéntrico.
Una musculatura isquiotibial fuerte nos permitirá realizar la fase de impulsión de forma correcta, hacia adelante y no tanto hacia arriba, realizando el desplazamiento durante la carrera de manera eficiente. De otra manera, nuestra mecánica de carrera se verá con la obligación de correr con musculatura de cuádriceps, comprometerá de forma importante la fase de impulsión, cada zancada será un salto más que una fase de desplazamiento, y el rendimiento será disminuido de forma considerable. Además, recordemos que el cuádriceps es el mayor músculo del cuerpo, con unos requerimiento energéticos muy altos. Si implicamos mucho a este músculo en la carrera, ya no sólo estaremos siendo muy ineficientes desde el punto de vista biomecánico sino también metabólico y energético. Grandes dosis de energía serán necesitadas en cada zancada.