¿Cómo está vuesa merced? ¿Qué tal ha ido ese verano? ¿Listo para el nuevo aluvión de lesiones de la próxima temporada?
Quería compartir contigo lo que parece el fin de mi inflamación de cintilla iliotibial, como creo que ya has vislumbrado en algún mensaje donde te decía que estoy trabajando la fuerza con un entrenador (Luis del Águila). Él mismo es un crack entre los cracks, atleta y fisiólogo. Me está orientando no sólo en la fuerza bruta, sino en lo concerniente a las conexiones neuro-motoras que tenemos «olvidadas» y que son básicas en la mecánica de zancada. Apasionante este campo también.
No achaco la curación a este trabajo; él mismo me decía que habiendo «atacado» directamente a la lesión en sí (infiltraciones, crioterapia, estiramientos, antiinflamatorios…) ya no se podía hacer más al respecto y su misión no era ésa, sino prepararme mientras sanaba durante el reposo para evitar futuras lesiones. Muchos machacas actúan como yo: se lían a trabajar lo aeróbico y anaeróbico, inflándose a series y cuestas, pero olvidando el trabajo de gimnasio; y eso según él, desencadena irremisiblemente en lesión. ¡Es ingente la cantidad de músculos y estructuras que participan (o debieran participar) en el acto de correr!
Curiosamente, la banda iliotibial ha dejado de protestar en agosto, tras cuatro o cinco sesiones de… kinesiología. Un compañero mío (La Máquina de Hermosilla) me remitió a este método porque a él le había funcionado con una fascitis plantar… a base de imanes y agujas. (???) Tampoco quiero que se me malinterprete; supongo que la sanación proviene del cúmulo de pasos dados anteriormente desde el pasado octubre, con tu trabajo, el de MDS o el del figura aquél que te comenté que me hurgó unos minutos en el poplíteo y aseguraba que «corro sentado». Pero ¿kinesiología? ¿Desde cuando una no-ciencia tiene capacidad de sanación? La teoría de aquel terapeuta (al que no le gusta que lo llamen médico) partía de lo mismo: «Raúl, has hecho todo lo posible en la rodilla; esta lesión proviene de otra parte de la cadena, quizá las lumbares». Y en eso se aplicó el hombre con sus agujas e imanes; y atendiendo un poco también al componente emocional por aquello de la psicosomatización de inquietudes.
Así anda la cosa de momento, haciendo reset, combinando la fuerza ya con un poquito de carrera. Por supuesto, he perdido en estos meses la forma adquirida desde 2013 y ahora no tengo velocidad ni resistencia; hay que empezar de nuevo. Pero ya sólo el calzarte las zapatillas sin miedo al dolor, el correr sin dolor, es toda una bendición del cielo. Como bien decías: «lo raro es que no nos estropeemos con más frecuencia». Tal es la precisión milimétrica con la que funcionamos. Sin duda, el cuerpo es una máquina maravillosa, un auténtico milagro para procesar la energía y convertirla en trabajo. Y gracias a profesionales como vosotros podemos comprender un poco mejor ese milagro de la Naturaleza.
¡Sigamos trabajando! Un abrazo enorme #eaglespeople
