El mundillo del corredor es, sin duda, singular. Habita en otra esfera que nada tiene que ver con el fútbol o el baloncesto, a pesar de seguir captando infinidad de adeptos cada día.
Correr no sólo me ha dado la oportunidad de ver cómo evoluciona mi cuerpo conforme al entrenamiento, saborear las mieles del triunfo o el amargo sabor del fracaso. Este pequeño universo, con sus luces y sus sombras, me ha dado a conocer un sinfín de personas maravillosas; a través de las redes sociales, quemando zapatilla en El Retiro o gestionando una lesión.
Todos corremos en la misma dirección (hacia una meta, hacia LA meta, pero siempre hacia delante). Avanzamos, como el tiempo y contra el tiempo, sin mirar atrás. Esto supone que estemos todos de acuerdo, generando empatía entre deportistas y profesionales de la salud deportiva. Es el triunfo del SÍ frente al NO.
Un «machaca» popular puede hacerse un selfie con Chema Martínez o departir tranquilamente con Abel Antón o Martín Fiz sin que se perciba en ellos el endiosamiento característico de los cracks del balompié. Son deportistas CERCANOS.
Si además, no sólo se preocupan de sus propios logros deportivos sino que ofrecen su experiencia, su ciencia (y su paciencia) al atleta popular, nos encontramos con que esto de dar zancadas proporciona una enorme paz mental, aparte de los consabidos beneficios físicos.
Tal es el caso de Luis del Águila. A raíz de una lesión mía he accedido a una parte de sus conocimientos, aprendiendo a su vez, a conocerme a mí mismo. Y es que, como suele decirse, de una mala experiencia siempre podemos extraer otra buena… O MUY BUENA.
Ayer en su consulta tuve la grata sorpresa de coincidir con otro crack, Er Caracol (antes Abuelo Caracol), aquejado al parecer, de una pequeña lesión de psoas. Deseamos una rápida recuperación desde aquí a nuestro amigo Bassit para que pueda cumplimentar de nuevo su objetivo en la Madrid-Segovia.
Y de cierre, como suelo decir:
Pronad, supinad. Pero siempre, siempre, CORRED #eaglespeople