30 abril, 2022.
En nuestra primera sesión, y a modo de bienvenida, damos a conocer la estructura general de la plataforma para que todos los asistentes comprendan su funcionamiento. En ella se invita a cada miembro a presentarse, así como a plantear brevemente sus objetivos personales y lo que espera de esta herramienta.
Los pilares básicos de RUNNING LAB quedan enmarcados en sus cuatro aulas (Fisiología, Fuerza, Entrenamiento y Estudio del Caso), pero a su vez disponemos de otros apartados, como el de Noticias o los Recursos de Apoyo. Todo ello con la idea de que discurra como un foro totalmente interactivo y enriquecedor para la comunidad.
Como corresponde a la mentalidad de todo buen científico, el enfoque de RUNNING LAB es multidisciplinar y abierto, sin encasillarse en esquemas ya establecidos e incluso cuestionándolos.
Mediante el ensayo y error, la Ciencia se ha ido aprovisionando de bases estadísticas que pueden resultar más o menos útiles, pero en su constante proceso de actualización, está obligada a contemplar nuevas variables. Consecuentemente, nuestra manera de entrenar debe estar igualmente supeditada a un reajuste continuo. En este sentido, la experiencia acumulada de años (tanto del entrenador como del alumno) es un factor clave para evolucionar en el entrenamiento de fuerza y carrera.
En el AULA DE FISIOLOGÍA trataremos fundamentalmente aspectos metabólicos. Descenderemos a conceptos básicos como la fibra muscular o qué mecanismos rigen su conexión con nuestro sistema nervioso central. Veremos qué relación hay entre longitud muscular y fuerza, así como la proporcionalidad entre velocidad y fuerza. Y comprenderemos en qué se traduce la fatiga muscular, no siempre identificable con nuestras sensaciones al correr.
Este punto suscitó el interés de algunos compañeros del foro, ya que los atletas populares tenemos muy arraigado el concepto de fatiga como condición sine qua non para mejorar nuestro rendimiento. Aquí pudimos ya distinguir entre fatiga metabólica y muscular.
• Longitud muscular y fuerza. Si echamos gráficamente un vistazo a la unidad funcional más pequeña que compone la fibra muscular llegamos al sarcómero, donde su mecanismo de puentes cruzados entre actina y miosina obra el “milagro” del movimiento. De su grado de contracción o elongación depende la cantidad de fuerza que generemos, dejando ya claro que la máxima contracción no equivale a la máxima fuerza, situándose ésta en un punto intermedio. Cuando manejemos con más precisión este concepto sabremos, en la práctica, cómo optimizar el trabajo de fuerza según el rango contráctil.
• Velocidad y fuerza. Mediante otra gráfica comprobamos cómo la fuerza que ejerce un músculo varía significativamente en función de su velocidad de contracción-elongación, de tal suerte que a más velocidad, la propia inercia del movimiento resta efectividad al trabajo de fuerza. Y es precisamente en el isométrico (velocidad cero) donde sometemos a las fibras a una tensión constante en el tiempo, independientemente de la carga. Bajo este sencillo principio es fácil deducir por qué nuestra forma de trabajar la fuerza es siempre lenta, favoreciendo el control y un reclutamiento secuencial y ordenado de las fibras, empezando por las menos eficientes hasta agotar las de mayor eficiencia.
Asimismo, en el AULA DE FUERZA veremos cómo desde el punto de vista biomecánico, la importancia de fuerza rotacional (o torque). Por ejemplo, si ralentizásemos en fotogramas de cine una flexión de codo o de rodilla, veríamos que disponemos de infinitos ángulos de trabajo. Por ende, esa secuencia genera infinitos momentos de fuerza en los músculos implicados, independientemente de los kilos que desplacemos.
Otros aspectos determinantes que estudiaremos en este aula vienen dados por el tamaño y longitud del músculo, la cantidad de puentes cruzados de actina-miosina disponibles en cada momento, la tensión soportada por los tendones o inserciones, el tipo de fibra y motoneurona o el ratio de descarga. Esta última magnitud nos lleva al sistema nervioso como verdadero director de orquesta, capaz de decidir en fracciones de segundo qué fibras activar y cuáles no.
El AULA DE ENTRENAMIENTO nos orientará hacia la forma idónea de reajustar constantemente nuestro trabajo de carrera desde dos grandes aspectos: el metabólico y el de fuerza. Comprenderemos cómo cada organismo tiene su propia forma de obtener/gestionar la energía. Aprenderemos la importancia del umbral láctico como punto en torno al cual induciremos mejora en el rendimiento, siempre de forma personalizada y nunca genérica. El reciclaje del lactato (antaño despreciado como producto de desecho metabólico) para la obtención de energía, el consumo máximo de oxígeno y los factores extrínsecos e intrínsecos del rendimiento. Sabremos por qué un reloj nos proporciona únicamente una información parcial sobre nuestro esfuerzo mientras otra serie de valores (tan o más importantes) escapan a su medición.
Y a tenor de lo mencionado en Fisiología, entenderemos la importancia de contar con un equilibrio de todos nuestros recursos musculares para obtener la máxima eficiencia sin caer en compensaciones, sobrecargas o lesiones. Y de nuevo el sistema nervioso nos aparecerá aquí como clave para garantizar la estabilidad articular.
En el AULA DE ESTUDIO DEL CASO veremos cómo se aplica todo este constructo teórico en la práctica. Analizaremos casos reales de atletas que han logrado sus metas y otros cuyo rendimiento se ha visto comprometido sin la consecución de su objetivo. Éstos últimos pueden resultar particularmente interesantes por cuanto debemos identificar siempre los errores como punto de partida para un reajuste/aprendizaje en nuestra forma de entrenar.
La sesión concluyó, como no podía ser de otra forma, con una invitación a asistir a la siguiente, que dentro del AULA DE FISIOLOGÍA, tratará sobre la eficacia metabólica y el enfoque de nuestros entrenamientos hacia una optimización de este aspecto.
