Todos queremos correr más. Sin embargo, la gestión inadecuada de la intensidad en el entrenamiento no son buenos aliados para competir con excelencia. Entrenar a tope no es bueno para la salud, pero tampoco lo es para el rendimiento. Ningún entrenamiento ha de realizarse a ¨puto tope¨, porque para eso están las competiciones. El arte del entrenamiento radica en gestionar de forma adecuada la intensidad. Recuerdo en el último campeonato de España de Veteranos en Elche, en la prueba de 1500 m.l categoría M35. Tres atletas, con marcas similares, y sin embargo fue el atleta que entrenó en los meses previos con menos intensidad el que finalizó en mejor posición en la carrera; además de los tres fue él quien realizó mejor marca a final de temporada.
¿Qué marca la intensidad óptima del entrenamiento? Tenemos aquí otro de los grandes errores de los entrenamientos que se realizan en corredores populares. La intensidad no viene marcada por indicadores de capacidad cardiovascular, sino por los recursos musculares disponibles que tenga el corredor. Recursos musculares implican músculos que trabajen de forma óptima. Tenemos en nuestro cuerpo más de 200 músculos. Estoy cansado de ver a diario como más del 90 % de estos músculos carecen de una adecuada función muscular en los corredores populares, e incluso en élite. Estimados corredores, es imposible entrenar de forma intensa c0n solo 4 músculos disponibles. Los indicadores a entrenar para mejorar el entrenamiento no son los cardiovasculares, sino lo musculares. Es el entrenamiento de los recursos musculares lo que debe primar en todo entrenamiento, y no los cardiovasculares. Solo entrenando los más de 200 músculos podremos aumentar la intensidad de los entrenamientos, y no al revés. A más recursos musculares más intensidad de entrenamiento podremos soportar. Aquellos planes de entrenamiento enfocados a entrenar grandes intensidades sin tener los recursos musculares adecuados están abocados a un rendimiento deportivo comprometido, y a corto/medio plazo a la lesión.