La eficiencia en el rendimiento del corredor radica en los recursos del sistema muscular. El cuerpo humano contiene más de 650 músculos con control voluntario, todos ellos son recursos para que el movimiento sea lo más eficiente posible. Podemos imaginar que la complejidad del gesto de la carrera es enorme, y así se requieren bastantes más músculos de los que en principio podríamos pensar. Sin embargo, y como consecuencia de las brutales debilidades musculares del corredor, éste solo tiene disponibles algunos de ellos, dando como resultado un rendimiento deportivo comprometido.
La disponibilidad de los recursos musculares del cuerpo radica en su conexión eficiente con el sistema nervioso, siendo éste crítico a la hora de activar la musculatura correcta en cada movimiento. Por lo tanto deberíamos hablar no tanto de sistema muscular, sino más bien de sistema neuromuscular, con el sistema nervioso como verdadero director de orquesta. Sin embargo, y a pesar de la importancia del sistema nervioso en el control del sistema muscular, la conexión entre ambos es raramente entrenada dentro de nuestro plan de entrenamiento.
El papel crítico del sistema nervioso en el rendimiento deportivo es todavía más evidente si pensamos que la principal característica de un músculo débil radica en una deficiente conexión con el sistema nervioso que lo activa. De esta manera, un músculo débil se hace fuerte mejorando la conexión neuromuscular, y no tanto trabajando la fuerza específica del músculo débil con un gesto.
Imaginemos que tenemos débil el glúteo mayor. A pesar de que en la realización de una sentadilla deberíamos de ser capaces de fortalecer el glúteo, si éste está débil, nunca lograremos hacerlo fuerte con el gesto de la sentadilla. Un músculo débil es compensado con la fuerza de los músculos fuertes durante un gesto, y así difícilmente podremos hacer que el débil pase a fuerte. Todos lo contrario, lo débil será siendo débil, y el fuerte será cada vez más fuerte, aumentando así todavía más el desequilibrio muscular. Es muy probable que lejos de hacer fuerte al glúteo con la sentadilla, lo que ocurra sea que trabajarán cuádriceps, el fuerte, para compensar la debilidad del glúteo, incluso con una realización «correcta» de la sentadilla. Correcta entre comillas, porque difícilmente podremos realizar correctamente un gesto si músculos que intervienen en el mismo están débiles. Difícilmente podremos hacer bien una sentadilla si el glúteo mayor está débil, ya que será una sentadilla realizada con recursos musculares limitados, es decir sin glúteo. De igual manera pasa en cualquier gesto, incluido la carrera. Por muy buena técnica de carrera que tengamos, si contamos con recursos musculares limitados, difícilmente podremos realizar bien el gesto de la carrera; sobrecargaremos los fuertes, porque tienen que compensar por los débiles, dando como resultado en la mayoría de los casos no solo a redimiendo comprometido, sino que además el proceso final será la temida lesión.
El rendimiento deportivo depende en un grado muy alto del número de recursos musculares del cuerpo del atleta. Hemos de ser capaces con el entrenamiento de proveer al deportista con el mayor número de recursos musculares, entendiendo por estos como músculos fuertes y bien controlados / conectados por el sistema nervioso. El entrenamiento del sistema NeuroMuscular es clave para evitar un rendimiento comprometido, y por ende la siempre temida lesión.