Cuánto podemos esperar mejorar nuestro rendimiento

El objetivo de un entrenamiento es inducir mejora en el rendimiento. A partir de aquí la duda que puede surgir es cuánto podemos esperar mejorar.

La capacidad de mejora en cada atleta es multifactorial, y así depende del historial del entrenamiento, de la edad que tengamos, tiempo disponible no solo para entrenar sino además para el descanso y la recuperación, nivel de estrés, tanto laboral como familiar, motivación para el entrenamiento, pasión por el entrenamiento, predisposición a la lesión, disponibilidad y predisposición para entrenar la fuerza, y además de todo esto, tener la mente abierta para cambiar si el camino llevado no es el adecuado. La progresión será diferente en función de los diferentes componentes que entran en juego. No obstante, y aunque son muchas las variables que podrían determinar la capacidad y el ratio de mejora del atleta, sin duda destacaría dos sobre todos los demás.

  1. Mente abierta. Desafortunadamente, el entrenamiento del corredor popular tal y como lo entendemos en la actualidad es posible que tenga que ser replanteado. Datos de lesiones, dolores, molestias, sobrecargas inducen al menos a replantearnos si realmente el corredor popular está entrenando de forma adecuada. El problema viene, ya no tanto por el rendimiento, que sin duda alguna lo es, sino sobre todo por el desánimo que conlleva no poder correr por una lesión o dolor. Tanto es así, que habitualmente el corredor lesionado deja de pensar en el rendimiento y lo único que pide es correr sin dolor. Si bien, después de un tiempo de entrenamiento con dolor, volvemos de nuevo a los errores iniciales, y en la gran mayoría de los casos volvemos a caer en la lesión. Por lo tanto, un cambio de mentalidad de entrenamiento se antoja fundamental para mejorar el rendimiento, ya que difícilmente podremos mejora si nos lesionamos en varias ocasiones durante el año. El cambio del «no pain no gain», hacia un entrenamiento inteligente, moderado, ajustado y sobre todo individualizado para cada atleta, teniendo en cuanto todas sus circunstancias. Porque según hemos comentado arriba, no es lo mismo un atleta con tiempo para entrenar y descansar, que otro con tiempo limitado, teniendo que entrenar antes varias horas antes del amanecer, y con responsabilidades familiares y laborales importantes. El rendimiento vendrá no tanto por las series que hagamos, los ritmos, o los km semanales, sino más bien por el ajuste del entrenamiento a las circunstancias de cada atleta.
  2. El segundo factor es la predisposición para entrenar la fuerza. Ahora bien, fuerza entendida no tanto como capacidad para mover o levantar peso, sino con el trabajo enfocado hacia la mejora del desajuste muscular que podría llevarnos a la sobrecarga y la lesión. El deporte por naturaleza es lesivo, y el factor número uno para mejorar el rendimiento es no lesionar. La clave está en trabajar la fuerza, pero una vez más nos encontramos con un grave problema; el concepto de fuerza. De nuevo, el trabajo de fuerza está malinterpretado, erróneamente enfocado. La importancia de la fuerza viene mediada, paradójicamente no para tener fuerza en la carrera, sin para que nuestro sistema muscular aguante el tremendo estrés que supone cada zancada sobre el sistema muscular y articular. Sin duda con el entrenamiento de fuerza nos enfrentamos al tema más complicado y también conflictivo del entrenamiento. Cuántos atletas trabajan bien la fuerza, y lo que es más preocupante todavía, cuántos están predispuestos al tremendo esfuerzo de trabajar la fuerza correctamente y sobre todo a primar el entrenamiento de la fuerza sobre la carrera. Aquí está la clave, dar prioridad a la capacidad de nuestro sistema muscular y articular para aguantar el estrés del entrenamiento, porque de otra manera, de nada nos servirá entrenar series, km, rodajes, si finalmente caemos lesionados. La mejora del rendimiento pasa por un correcto entrenamiento de fuerza, y no tanto por el entrenamiento de series o km. Solo primando el trabajo de fuerza sobre la carrera poderosa seguir mejorando, si no, tarde o temprano, y en la mayoría de los casos temprano, no solo no mejoraremos el rendimiento sino que además difícilmente podremos correr sin dolor. Esto segundo es lo más preocupante.

En resumen, aunque son muchos los factores que podrían determinar el ratio de mejora, hay dos fundamentales que cambian el paradigma del entrenamiento; en la carrera, pasando del «no pain no gain» al entrenamiento inteligente, y en la fuerza, enfocada ésta no en la capacidad de mover peso sino en el ajuste muscular que prevenga sobrecargas y lesiones. El enfoque del entrenamiento con pasión pero con igual de paciencia, podría llevarnos a niveles de rendimiento inicialmente impensables.

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Formación

Luis del Águila

• Doctor en Fisiología.
  (Penn State University, USA).
• Fellowship.
  (Harvard Medical School, USA).
• Licenciado en Bioquímica. 
  (Universidad de Navarra, Pamplona)
• Recordman Nacional Master
• Medallista Internacional Master
• Campeón de España Master
• Campeón Regional Absolut
• Apasionado del Entrenamiento

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