Son numerosos los estudios que demuestran la relación positiva entre la práctica de ejercicio físico e indicadores de rendimiento laboral (Glenister, 1996; Raglin, 1999). Nosotros hemos demostrado que la actividad física es beneficiosa para la salud, y en concreto a nivel metabólico (Kirwan & del Aguila, 2000). También se ha puesto de manifiesto la relación entre actividad física y absentismo laboral (Edington, 2006). Partiendo de la evidencia demostrada sobre la relación entre actividad física y rendimiento profesional, el ejecutivo debe buscar los medios para conseguir los máximos beneficios de la actividad física en su rendimiento laboral. Quien vive en excelencia nunca dejará de aprender, de buscar, de investigar, de reconocer y de cambiar – ¨Bernardo Stamateas¨. Este proceso debe de ser realizado a través de un Exercise Plan, con unos indicadores medibles, y con un objetivo. El Exercise Plan debe estar enfocado para transferir los valores que aporta el ejercicio físico al ámbito profesional, mejorando no sólo la salud física y emocional sino también facetas de liderazgo y cohesión de equipo, productividad, esfuerzo, perseverancia y competitividad.
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Entrenamiento, herramienta para la mejora del rendimiento, pero solo si la intensidad es milimétricamente ajustada.
El entrenamiento es la herramienta que tenemos para mejorar no solo nuestro rendimiento, fundamentalmente a través de la adaptación generada en el músculo. Ahora bien,